Ripple comenzó su andadura en 2012 como OpenCoin, y es el producto de muchos años de trabajo entre Chris Larsen, Jed McCaleb y Ryan Fugger. Estos tres magos de la tecnología tenían como objetivo crear un sistema monetario que pudiera empoderar a las personas en lugar de a las organizaciones, los gobiernos o los bancos. En lugar de tener una entidad poderosa para verificar las transacciones, los fundadores consideraron que era mejor administrar la red en una cadena de bloques, donde la verificación se realizaría por consenso, lo que dificultaba la tarea de los estafadores.
En 2013, el nombre de la red cambió de OpenCoin a Ripple Labs, Inc., tras un importante impulso financiero de inversores ángeles. Esto atrajo a los principales bancos que querían utilizar la red Ripple. Al menos 100 instituciones se registraron para usar la red. Ripple Labs, Inc. tiene su sede en San Francisco, California.
Demanda
Si bien el uso generalizado de Ripple fue una buena noticia para la empresa, surgieron algunos problemas graves en el camino. En 2018, la Comisión de Bolsa y Valores de los Estados Unidos presentó una demanda contra Ripple con el argumento de que la primera había creado ilegalmente miles de millones de monedas de la nada y las había vendido al público para obtener enormes beneficios. Ripple negó estas afirmaciones. Sin embargo, tales acusaciones fueron suficientes para eliminar las criptomonedas de Ripple de la plataforma Coinbase.
Sigue con fuerza en medio de una tormenta
A pesar de los problemas anteriores, Ripple sigue moviéndose de una fortaleza a otra. Justo antes de la demanda, el precio de la criptomoneda Ripple se triplicó y nunca se desplomó. De hecho, el futuro de la empresa parece aún más prometedor si gana el caso, cuya conclusión está prevista para 2023. La adopción generalizada de Ripple significa que ahora está disponible para depósitos de casino en vivo y retiros en todo el mundo. En 2022, es la tercera criptomoneda más grande, solo por detrás de Bitcoin y Ethereum.